domingo, octubre 23, 2005

Cita con la muerte

Esta tarde me han presentado a la muerte. No he sido capaz de poner su nombre con mayúscula porque no quisiera dramatizar con algo tan serio.Sé que te sorprenderá mucho este comienzo y es necesaria una explicación.

Hace un par de semanas me llamó Luis Vidal, un amigo desaparecido en el combate del ajetreo, del paso del tiempo y me comentó que había conocido a una persona que impresionaba al oírla. Es la muerte.Me explicó que a través de internet, en foros, en chats, había coincidido en varias ocasiones con una persona que respondía al alias de Metuer, en francés matarme y combinando letras muerte.

Las cosas que decía siempre respondían a sentimientos de pérdida, de vacío, de abandono. Con el paso del tiempo Luis iba profundizando la relación con esa persona hasta que se conocieron personalmente y hace un par de días me invitó a conocerla. Como te digo, esta tarde la acabo de conocer, he llegado a casa y te escribo.

Desconozco su verdadero nombre, su edad es difícil de aventurar y hemos hablado de muchas cosas y poco a poco he ido comprendiendo por qué es la muerte. Apenas recuerda nada de sus años de infancia, apenas recuerda las primeras caricias, las segundas carantoñas, los terceros afectos en su casa. Apenas vive momentos gratos o difíciles de la época en que sus padres cambiaron de ciudad, cambiaron el ánimo y tuvieron que empezar casi de cero. Después en la época del instituto, tuvo un par de amigos que han quedado sin rostro, sin historias y de esos años no surgen vivencias de trastadas, de primeros amores, de proyectos imposibles.Lo mismo le ocurre con los años de estudio fuera de casa. De la universidad apenas un par de momentos y muy borroso cómo conoció a su futura compañera.Así avanza el tiempo y su familia, su mujer, sus hijos, son tan sólo sombras de imágenes, sonidos, emociones entrecortadas, sentimientos contradictorios y la amistad, el amor, el desencuentro, el cariño, la ilusión, aparecen y desaparecen en el tiempo.Ha luchado durante mucho tiempo para tratar de recuperar todo lo que ha podido vivir en sus casi cuarenta años de vida.. Eso le resulta del todo imposible y sus recuerdos no van más allá de identificar unos cuantos amigos, nuevas amistades que pronto se extrañan de sus textos, de su tono de voz, de su mirada.

No podía vivir en el recuerdo y estaba abocada a vivir en el olvido. Realmente he conocido a la muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me transmitiste un sentimiento profundo... a mis 21 años. Muy bueno.